La Salud de los presidentes y una cuestión de estado


Latidos
Especial para NUEVA RIOJA
por Héctor De la Fuente

Una vez, un político de raza y mandatario riojano le dijo a este columnista de medicina que hay dos vidas, al menos, en la vida de un hombre público: La pública y su contra parte que es la privada.
¿ O acaso es sólo una la vida de una persona ?
¿Es la salud de un presidente o gobernante un asunto privado o un asunto público ?
¿ Deben los votantes saber de antemano la historia clínica de un candidato a presidente ?
La reflexión viene a tono con el asunto de la supuesta fotografía del presidente venezolano Chávez publicada en un diario español, algo que motivó y generó un revuelo de vastas repercusiones internacionales y un papelón debido a su calidad de imágen trucada.

ANTECEDENTES

Desde la época de Evita, en la década del 50, el ocultamiento que se le efectuó de su delicado estado de salud como paciente vulneró el principio de bioética que postula la autonomía del doliente paciente


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La historia contemporánea de nuestro país con sus avatares políticos, siempre estuvo ligada a la salud de sus líderes políticos. También, se podría decir que lo fue casi a las arterias presidenciales, con preferencia de los vasos del lado derecho.

La imprevista cirugía de arteria carótida derecha efectuada a un líder político como Néstor Kirchner, haya sido esta, una intervención programada o de urgencia, puso en el tapete de la consideración pública, una serie de cuestiones vinculadas a la relación aún poco visible entre la política y la medicina, y fue, tal vez, uno de los ejemplos más cabales de ello.




PERÓN


El 1 de Julio de 1974, el mítico General Perón, fallece en Buenos Aires de un cuadro cardiopulmonar. Claro, ya lo decía, nada menos, que el General francés Charles De Gaulle, que, no había nacido aún un cirujano capaz de operarlo a él. Algo parecido debieron haber pensado los médicos del fundador del masivo movimiento peronista, entre ellos un cardiólogo de origen tucumano, Pedro Cossio, alguien que se oponía a toda técnica nuevo, ya sea by pass o transplante.
López Rega y su séquito, por entonces, intentaban manejar, y manipular la salud presidencial por ese 1974, de quien fuera, además, nada menos, que el marido de la legendaria Eva Perón.
Según información confidencial, a la que tuvimos acceso, el líder del movimiento que lleva su nombre se hubiera salvado probablemente, con un triple by pass aorto coronario. Pero esa técnica se empieza a desarrollar en el país, desde el año 1971, y con bastante resistencia por parte de los círculos médicos más altos.



PACIENTE CORONARIO



En 1981, el General Roberto Viola a cargo de nuestro país como presidente de facto, el sucesor de Videla, nada menos, sufre una controversia médica histórica en que la Favaloro, quien lo asistió, postuló que con un by pass a un vaso coronario bastaba para revascularizarlo, mientras que otro cardiólogo militar, en cambio, prefirió un tratamiento médico más conservador con medicamentos, menos agresivo, postura que prevaleció al fin en una gran disputa. Por ello, al toque, sufre Viola, una fuerte y letal interna política para poder desplazarlo, aprovechando su supuesta enfermedad coronaria por estas discrepancias médicas con mucho aroma a internas de otro tipo, en realidad. Al tiempo, Viola es echado siendo el más ´´moderado´´ de los presidentes de facto, para el ascenso de un nefasto general del arma de ingenieros en algo atípico para ese escalafón, el tristemente célebre Galtieri. De allí, a la aventura cruel y loca de las islas Malvinas, fue tan sólo cuestión de tiempo por aquel 1982.

ARTERIAS CARÓTIDAS JUSTICIALISTAS

En Octubre 1993, el por entonces presidente Carlos Menem, sufre como sintomatología clínica antes de viajar a Chile, en una ducha luego de un partido de golf, nada menos que calambres y parestesias o cosquilleos en su brazo izquierdo, señal que su arteria carótida derecha se estaba ocluyendo, en el mismo lugar, casi, que su colega Kirchner. Parecidos en esto, y hasta en ubicación anatómica pero diferentes en cuanto a las causas de dichas arterioesclerosis obstructivas.

El prestigio del por entonces presidente riojano estaba por las nubes, y por ello, fue tal la conmoción por ese susto médico, que se pensó casi lo peor, para el país y para el sistema político, si fallaba esa cirugía. Claro, Menem, era un presidente popular, de la democracia y en ejercicio. Por ello, fue que hasta el ex presidente Alfonsín, lo visitó en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, y gestan, allí, en la cama del presidente convaleciente, las bases del posterior Pacto de Olivos. Esto, vale recordar, permitió entre otras cuestiones, la reelección presidencial de Menem.

De la Rúa, fue otro presidente radical, que sufrió los sinsabores de un cuerpo desgastado apenas al asumir. Una sorpresiva cirugía de pulmón en 1999, por un neumotórax espontáneo en el Instituto del Diagnóstico y luego una dilatación coronaria por cateterismo, angioplastia a su arteria coronaria derecha, en otro centro médico, generaron una ola y una usina de rumores casi fatales para cualquier político.

Entonces, cada vez que se enferma un presidente o un líder político en ascenso, los detectores de los serruchos desestabilizadores empiezan a sonar.


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